Qué tremendo 2016 tuvo Matt Hardy. El “Broken”, el “Delete”
y el “Obsolete”; toda la IWC predicaba (con más o menos postureo) su afición
por uno de los personajes más exitosos y originales que habían emergido en el
pro-wrestling durante los últimos años. Como consecuencia, Impact Wrestling
adquirió un nivel de popularidad sorprendente, cristalizándolo a través de la
figura de “Broken” Matt y la familia Hardy, con su extravagante espíritu y su
humor absurdo como reflejo de un wrestling ameno y divertido, el cual
priorizaba lo irreal y estrafalario por encima de lo lógico y corriente. Era un
universo que parecía no tomarse en serio a sí mismo y que transformó seis años
de dudosa lógica creativa en TNA en su orgullosa seña de identidad.
Y funcionó, vaya que funcionó. Matt Hardy convirtió su
notable capacidad de interpretación en el vehículo que le permitió ser la cara
de una empresa tras 20 años de carrera. Con una repercusión de estas
dimensiones, parecía obvio que la WWE terminaría poniendo su vista tanto en
Matt como en todos los personajes y derechos del Broken Universe. Así ocurrió,
produciéndose el retorno de los hermanos de Carolina del Norte a la empresa de
McMahon el 2 de abril de 2017, ganando los campeonatos por parejas en pleno
Wrestlemania. Eso sí, no regresaron como se esperaba.
Los Hardy Boyz volvieron simplemente como eso, los Hardy
Boyz. Con un remix de su viejo tema de entrada, el titantron de siempre y un
merchandising renovado con el look de la década pasada. No estaban impregnados
con la “Broken Brillance”, pues destacaban más por personificar un aura que
pretendía emplear la nostalgia para sacar provecho de su contratación tras 7
años fuera de WWE TV. Pero por mucho que apene, la nostalgia es efímera y cuando
su efecto se disipa, es sencillo percatarse de la necesidad de pasar página.
Aún más patente quedó esto con la lesión de Jeff Hardy, la cual obligó a Matt
de valerse en solitario por el roster de Raw.
¿La buena noticia? Las disputas legales con Impact Wrestling
concluyeron a finales de 2017, dejando a WWE con los derechos
del Broken Universe y teniendo autoridad para plasmarlos en pantalla. “Woken”
Matt nació así y, tras una rivalidad de varios meses con Bray Wyatt, las
sensaciones son claras.
“Woken” Matt no es “Broken” Matt. Es un residuo, un ligero
atisbo, un desecho de lo que un día fue el personaje de Impact. Matt aparece,
mendiga reacción repitiendo su “delete” varias veces, ofrece un match soso y se
marcha. Eso es lo que lleva haciendo desde aquel segmento
que anunció el regreso de su antiguo gimmick, pero llegados a este punto, la música
clásica para introducirle y las muecas de siempre no parecen ser la solución.
Las promos que ha podido realizar Matt hasta la fecha han sido prácticamente
siempre desde el titantron, normalmente en un intercambio de segmentos
pregrabados junto a Bray y en diferido que no consiguen gran reacción.
Matt en WWE es un simple midcard, mientras que en TNA era la gran estrella de la compañía. Aquí no cuenta con la misma libertad creativa ni puede siquiera aspirar al mismo status. Su tiempo de pantalla es por ende más
reducido, con segmentos de apenas 5 minutos o meras intervenciones de transición
en el transcurso de una rivalidad. Al público le es mucho más difícil sentirse inmerso
en el Broken Universe a través de la pantalla de un estadio o con sosas brawls post-match. Ahora
Matt no se sitúa delante de la grada contando historias sobre las 7 deidades o farfullando
con un lenguaje intrincado. Tampoco hay apenas segmentos multicámara
pregrabados, ni diálogos ingeniosos que ahondan sobre asuntos pintorescos. ¿Los Bucks of Youth? WWE no se toma esas licencias, no acostumbra a emplear tales referencias
tan externas al kayfabe. Es Matt Hardy repitiendo sus viejas catchphrases mientras lleva un mechón blanco en su pelo
Pero seamos justos, una rivalidad con Bray Wyatt no es el
mejor modo de comenzar una nueva etapa. Cierto que un cruce entre el aura mística
de ambos personajes podría conducir a un interesante choque de personalidades,
pero llegado este punto (y por muchas linternas que aparezcan durante su
entrada) el halo espiritual del Eater of Worlds brilla por su ausencia. Su
gimmick perdió el interés hace mucho tiempo y sacarlo del limbo para colocarlo
como primer rival de Matt puede parecer una buena idea sobre el papel, pero
Wyatt está en un punto de su carrera donde cualquier rivalidad que mantenga se
convierte en un punto negro en la carrera de su rival, sin permitir ganar momentum a ninguno de los implicados.
Esta falta de interés se ve también reflejada en buena parte por el
desempeño in-ring. Matt no es
conocido por su habilidad técnica y si ha hecho notar su trabajo como wrestler
este último año ha sido haciendo tag con su hermano Jeff, con quien tiene gran química, teniendo enfrente además a rivales
de categoría (The Bar, The Revival, etc). Al igual que con Bray, su encanto se
refleja a través de promos, por lo que juntar a ambos y poner el énfasis de su
rivalidad en un combate no parecía el modo de hacer interesante su conflicto; las
apariciones que Matt realizaba en Impact solían ser a través de segmentos de
micrófono o escenas fuera de directo que se anunciaban con gran anticipación,
cosa que aquí rara vez se ha visto. Además de “The Ultimate Deletion” (en el que
ahondaré más adelante) que es un caso aparte, en lo que respecta a combates
“normales” ha habido tan solo dos, siendo cada uno de ellos mediocres. Oír
aquello de “ ”Woken” Matt Hardy estará en acción en unos momentos” no genera altas expectativas.
¿Y si el verdadero problema está en el paso del tiempo? El
Broken Universe tardó 8 meses en pasar de Impact a WWE, con disputas legales
que dificultaban la llegada de dicho universo a la compañía de Connecticut. Estando
tremendamente over Matt en el momento de abandonar Orlando, resultó un bajón para el aficionado ver el
retorno de los Hardys y que lo único que el mayor de los hermanos conservase de
su personaje fuese el pelo y ciertos “taunts”. Llegado noviembre y una vez que
el efecto de la nostalgia desapareció, que su momentum se desvaneciese era
irremediable, e intentar hacer que el público volviese a adorar a Matt cuando
muchos ya habían perdido la esperanza de ver de nuevo a su versión “Broken”,
era una tarea extremadamente complicada, más aún sin su hermano ni el resto de la
familia a su vera.
Este margen de más de medio año es primordial para valorar
como influye la originalidad en una idea así. Tras el run por parejas con su
hermano, llega de nuevo un “Broken” Matt que, pese a innovar frente al
anticuado Team Xtreme, también depende en buena parte de la añoranza de los
aficionados hacia lo anteriormente visto en TNA. Por otro lado, de cara a los fanáticos más casuales, es necesario construir el personaje de nuevo,
reiniciando el proceso y mostrando el génesis de la idea a ambos tipos de
público, pero de un modo mucho más light y poco rompedor.
Se repiten conceptos, la originalidad escasea y se deriva en
el fan service. La música de piano en su entrada, las promos crípticas…es todo
cuestión de regresar a los inicios del antiguo gimmick, lo que resulta
repetitivo para muchos. Esto muestra a un personaje que da la sensación de ser
algo caduco, cuyo impacto inicial parece imposible de reproducir y que está
situado en un campo donde resulta extremadamente complicado innovar. Esto hace
necesario la inclusión de matices y novedades en la temática; Corey Graves actúa como una persona documentada sobre el “Broken”
Universe y explica a Cole y Coachman acerca de conceptos bizarros, lo cual es
una buena idea para ilustrar a los espectadores menos entendidos sobre lo que
Matt no puede reflejar a través de sus promos. Es un buen añadido pero sigue
sin ser suficiente.
¡Oh! Broken Matt ha vuelto. ¿Por qué vuelve? ¿Es lo mismo de
siempre? ¿qué puede aportar al concepto original su estancia en WWE? Aunque sea
complicado, hay que buscar la novedad. Sí, es imposible sorprender como se hizo en su día, pero toca buscar otros caminos. Sino, la idea de “deja vu” impedirá el
avance vertical de algo que depende demasiado de la innovación a largo plazo.
Pero entonces llegó “The Ultimate Deletion”, en lo que parecía
ser el último intento por resucitar el espíritu de su universo. Volver al
elemento original, conseguir que el aura de Matt regresase mediante aquello que
lo hizo realmente famoso, el verdadero auge de su mundo de fantasía. El resultado, más
allá de extensas interpretaciones, merece un aprobado general. Cierto
que le faltó algo de locura y tomó pocos riesgos, pero teniendo en cuenta los
precedentes de WWE en este tipo de segmentos (New Day vs. Wyatt Family en 2016),
la participación de gente como Jeremy Borash en la producción y la libertad
brindada (pero restringida) en el aspecto creativo hacen del resultado algo
digno de admirar.
No obstante, muchas ideas se reservaron en “The Ultimate
Deletion”. Escuetas intervenciones de Brother Nero y el señor Benjamin,
apariciones testimoniales de Reby o Maxel…el poco riesgo del segmento en comparación
a otros precedentes hace pensar en nuevos acercamientos a este formato como
recurso en futuras rivalidades de los Hardys. El peligro que existe de que
“Woken” Matt termine transformándose en un personaje repetitivo y poco
interesante es tan grande que merece y necesita de una gestión muy cuidadosa para alargar la
vida útil de su gimmick. Se trata de guardar bazas y sacarlas a la luz poco a poco, para así prolongar la
magia y la capacidad de sorpresa de un personaje que necesita ser muy cuidado,
más aún ya cuando no tiene la exposición de antaño.
Esto no significa que “The Ultimate Deletion” sea el renacer
del mayor de los hermanos Hardy, ni mucho menos. Segmentos como “The Final
Deletion” o “The Great War” exprimen como nada el concepto “Broken”, pero no
son la base de su magia. Es un recurso ocasional y la manera “especial” que
tiene Matt para saldar conflictos, pero delegar todo el interés en ello haría
perder en poco tiempo el interés del personaje. La magia está en sus segmentos,
en su día a día. Más en sus promos que en su acción in-ring, aunque ambas deban
estar presentes.
Por todo lo comentado anteriormente, puede que Matt llegue a
ser un midcard interesante, pero nunca logrará llegar en cuestiones de importancia
y excentricidad a lo que vimos en Impact Wrestling; es demasiado difícil que
llegue a hacerlo por meras cuestiones de originalidad y de ausencia del factor rompedor, el cual es lógico que no prevalezca 2 años después del inicio de toda esta historia.
Además, siendo un combate
multicámara que debe ocurrir una vez cada (mínimo) tres meses el factor más fiel respecto a su etapa en Impact, es
necesario buscar otras vías de expresión. Por otro lado, por muy over que
llegue a ponerse, sabemos de sobra que eso no garantiza un mejor status dentro
de WWE.
Pese a intuir su posible techo en cuanto a aspiraciones, el
futuro de “Woken” Matt continua siendo una incógnita. La posibilidad que más debe
tomarse en cuenta es el añadir matices a la formula base e innovar más allá de
lo visto en TNA, pero eso solo resulta sencillo sobre el papel. Unir a Bray
Wyatt con Matt es la idea planteada actualmente para relanzar la carrera de
ambos, al igual que el regreso de Brother Nero; ambos planes creativos irían
destinados a copar la mermada escena por parejas de Raw, donde la relevancia
para Matt podría ser mucho mayor, aportando originalidad y matices a toda la
atmósfera Broken en el contexto que más alegrías le ha dado desde su regreso a
WWE: con un compañero tag team. Del mismo modo, personajes como Sr. Benjamin,
Maxel o Vanguard 1 prácticamente no se han mencionado hasta ahora, lo que,
unido a las posibles aportaciones made-in-WWE (por mucho que sus creativos no
acostumbren a ahondar en temáticas tan alejadas de la lógica), pueden crear
algo novedoso que sea capaz de cautivar al público, aunque sea en menor medida.
Si bien el inicio del Broken Universe en WWE ha resultado
ser agridulce, las posibilidades que tiene aun son múltiples. Sí, es una idea
con fecha de caducidad como tantas otras, pero aún pueden quedarle varios años
de vida aprovechable. Aún pueden quedarnos por delante una buena cantidad de horas de entretenimiento de la mano de
“Woken” Matt y su familia. No habrá segmentos como “The Final Deletion” ni la
misma capacidad de sorpresa, pero es un universo con suficientes facultades
como para seguir adelante.
Turco.
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