PROYECTO DECADAS

DIARIO WWF

http://socialtopcastwrestling.blogspot.com.es/2018/02/road-to-wrestlemania-34-ii-john-cena.html

Continuando con nuestra serie de artículos preparativos de cara a Wrestlemania, nos disponemos a analizar a otra estrella de la WWE y los diferentes destinos que puede afrontar de cara al mayor evento del año, que tendrá lugar dentro de dos meses: Wrestlemania. En este caso, ahondaremos en la figura de un icono de la talla de John Cena.

Un legado de enormes proporciones.

Contar algo que no se haya dicho ya de John Cena es una tarea inviable. Dieciséis veces campeón mundial (empatado con Ric Flair), cinco veces campeón por parejas, otros cinco títulos de los Estados Unidos, dos Royal Rumble en su haber y podría seguir largo y tendido. Cena ha sido la gallina de los huevos de oro de Vince McMahon durante diez años, batiendo récords de ventas en merchandising que no se veían desde la figura de Stone Cold y convirtiéndose en el rostro más reconocido de la empresa a nivel internacional, su hombre insignia y un ace en toda regla. ¿Podemos hablar de dependencia en torno a su figura? En buena medida, pues todos los esfuerzos que se pusieron en convertir a Cena en una estrella exigieron en su momento una exposición a la altura que, con el tiempo, opacó a otros wrestlers que bien podrían haberse establecido con una popularidad mayor dado el momento.

Por supuesto, esta privilegiada posición se cristaliza a través de sus apariciones en Wrestlemania, con cinco main events y siete campeonatos mundiales disputados allí. Echa un ojo al poster del gran evento durante los últimos diez años y raro será que no aparezca su rostro copando una buena tajada de la imagen u ocupando una posición central, pues su presencia ha sido incuestionable en todos y cada uno de los Wrestlemania celebrados desde su debut. Once victorias y cuatro derrotas para Cena en The Greatest State of Them All.


Pero lamentablemente no todo es para simple. Llegado 2018, Cena ya no es indispensable para el subsistir de la compañía; ya no es su imagen alrededor del mundo ni su mayor representante. Parece una quimera que en los próximos años vaya a existir un icono de su calibre que pueda acaparar tan grande dimensión durante un tiempo tan prolongado, pues en la actualidad no existe una figura que acumule tanta importancia. Y no, ni siquiera la exposición de Roman Reigns me parece comparable a lo vivido con el de Massachusetts en la pasada década.


En Wrestlemania ocurre más de lo mismo, pues tan solo hay que recordar la edición de 2016 sin la presencia de John Cena y cómo esto no impidió que dicho PPV se convirtiese (por aquel entonces) en el evento mejor vendido de la historia de la compañía. Por si fuera poco, su lugar en la cartelera había sido relegada en años anteriores desde los combates de alto cartel, hasta posiciones de mitad del card frente a personajes en pleno ascenso o de poca experiencia. Era plausible, pues estábamos ante lógica transición de un hombre con un pálmares muy completo, que ya oteaba los cuarenta años y cuyo físico había experimentado un rodaje agotador a lo largo y ancho de su carrera.

Ahora, con un calendario reducido que le permite tener apariciones limitadas en puntuales fechas, llegará su decimoquinta aparición Wrestlemania dentro de apenas dos meses. Después de ser eliminado en el Royal Rumble y haberse clasificado para la Elimination Chamber con la oportunidad de retar a Lesnar en juego, su previsible derrota en este último evento homónimo provoca que se se le presenten dos posibles propósitos de cara a la Vitrina de los Inmortales. Uno completamente opuesto del otro.


Cena debe caminar con alguien.


Tampoco es necesario ser Nostradamus para intuir esto. El guitarrazo que recibió Cena de la mano de Elias en el 25th Anniversary de Raw abre la puerta a un combate entre ambas superestrellas, ¿y qué mejor escenario para ello que Wrestlemania? En este caso se vuelve a presentar el rol que ha cumplido John los últimos años como impulsor de talentos. Enfrentarse a luchadores en alza fue su función ante The Miz, Bray Wyatt o Rusev, e incluso una derrota de estos últimos solía compensarles debido al lugar que ocupaban en la cartelera (la falta de planes posteriores para algunos de estos es harina de otro costal). Era una posición ideal, donde Cena se encontraba apartado del main event pero con el suficiente status como para poder situarse de nuevo en el plano principal sin demasiado problema, pese a emparejarse los meses previos con superestrellas de fama media.


De todos los prometedores wrestlers de mitad de cartel que forman parte de Raw (no abundan precisamente), Elias presenta las perfectas condiciones para plantar cara al Marine. Es uno de los heels con mayor reacción, lo cual le permitiría dar mucho juego en segmentos de micro frente a Cena; tanto él como el de Massachusets tienen buena habilidad para controlar el heat del público, lo que representaría un enorme aliciente a la hora de organizar los distintos segmentos que compondrían la rivalidad. El primer enfrentamiento entre ambos, visto en el Raw del día de navidad, demuestra que el trabajo in-ring que se plantee puede ser también satisfactorio pese a que los mayores problemas de Elias le vengan a la hora de desempeñarse como worker. El miedo a un hipotético “entierro” se diluye al saber las pocas posibilidades que hay de que John permanezca en la empresa por un largo periodo tras WM, eludiendo el riesgo de un feud a largo plazo que dejase mal parado a Elias. De este modo, el 2018 de The Drifter empieza de un modo tremendamente prometedor y, al margen de fanatismos, difícilmente podría tener un match más destacable que viéndose frente a Cena en Wrestlemania.


La segunda opción es sin duda la más polémica y comentada. John Cena vs. Undertaker es un dream match entre dos generaciones, entre dos iconos de una trascendencia histórica y con asegurado futuro tanto en el Hall of Fame como en las páginas doradas de la historia de WWE. Con ambos en condición de part-timer, el momento idóneo parece ser este. John Cena se encuentra ya en el ocaso de su carrera, sabe que no seguirá compitiendo a este nivel durante muchos más años y aquí tiene la opción de tener uno de sus últimos grandes combates prácticamente inéditos, frente a una auténtica leyenda.


El caso de Undertaker presenta aún más urgencia. Después de lo que muchos supusieron como final de su carrera el año pasado, parece que tanto él como la propia empresa tienen la iniciativa de que el legendario Deadman vuelva a combatir sobre el cuadrilátero. Los problemas físicos de Taker van a más cada año y el encuentro que tantas veces ha quedado en el tintero de los creativos puede verse aquí ante la última oportunidad de disputarse. Solo imaginar a setenta mil personas reaccionando ante estos dos hombres, frente a frente en el mismo ring, nos da una tímida idea de la enorme dimensión que tomaría un espectáculo así en términos de kayfabe. Complicado será tener un big match feel de similares proporciones en el mismo evento.


El rumbo correcto.

Los que me leéis con asiduidad sabes mi opinión de esto, así que sin rodeos: Elias debería que ser el rival de John Cena en Wrestlemania 34. Al menos debería.


Tanto en una posibilidad como en otra tiene un peso vital la figura de Undertaker, pues por todos es sabido los problemas que acarrea desde hace años, lo difícil que es para él subirse al cuadrilátero y los largos periodos de tiempo que necesita para recuperarse después de cada encuentro. Su cuerpo ha dicho basta tras treinta años y ya son varios los PPV donde ha participado gracias a inyecciones y medicamentos que disminuyen el daño que le causa continuar practicando pro-wrestling. La calidad de sus combates ha disminuido notablemente con los años hasta llegar al punto de no retorno que supuso su match frente a Roman de Wrestlemania 33, donde las capacidades físicas mostradas por el tejano dejaron en evidencia que su tiempo en la competición debe acabar por su propio bien.

Aquí ahondamos en un tema basado mucho más en la objetividad, pero no creo que Undertaker pueda tener un retiro mejor que el que le brindaron el año pasado. Primero, porque la capacidad como worker que Cena podría llegar a brindar junto Taker apenas pienso que vaya a distar de la que demostró Reigns. La segunda razón tiene que ver de nuevo con la calidad del combate, pues ya puede ser AJ Styles, Ric Flair con 30 años menos o la mejor versión de SCSA, que sacarle un combate realmente destacable a este Enterrador es una misión con pocas opciones de éxito, lo que probablemente dejaría una última imagen pésima de la quizás mayor figura que ha pisado WWE. Dudo mucho que haya gente que quiera ver en otro carryjob a un tipo de tal talante.


Y, por último, el post-match de WM 33 dejó todo en su lugar para que Taker colgase las botas de forma definitiva. ¿Qué van a significar los minutos posteriores a su derrota, donde dejó de modo simbólico su ropa en el ring, si decide regresar? ¿Qué va a significar el paso de antorcha al nuevo “Big Dog” si vuelve de la misma manera que se fue? ¿Qué razón puede llevar a Callaway a tener una lucha más en puros términos de historia? Para mi son tan solo deseos de nostalgia y recuerdos de lo que hubiesen sido capaz de brindar Cena y Taker en otro momento. Bajo mi punto de visa, la carrera de Taker no va a ser más ni menos grande por haber terminado junto a Reigns y con una derrota. Todo lo contrario, pues cada vez que decide participar de nuevo en un combate, su historia se ve manchada por no haberle puesto fin a su trayectoria cuando debía, hará tres o cuatro años, habiéndose retirado así en unas facultades nada desdeñables sin necesidad de atisbar el fin de su carrera en tantas ocasiones.


Volviendo a tocar la figura de Elias, tengo plena clarividencia de que este sería capaz de lograr un mejor encuentro frente a Cena, gracias en parte a un trasfondo completamente lógico (¿qué hay más explícito que un guitarrazo a la espalda del rival?) y a la posibilidad de elaborar una trama más coherente de la que sería el simple hecho de querer ver a dos tipos enfrentarse para zanjar la enésima despedida de una leyenda. De esta manera, parece que ganan mucho más peso las contras de un match frente a Taker que los pros de un match con Elias, pero eso no evita ni mucho menos que la opción de un combate con el ex-NXT sea una alternativa viable por sí sola y quizás el mejor plan que pueden asignarle a John Cena para el 8 de abril.

Todas estas especulaciones consideradas pueden servir de poco, pues los rumores continúan apuntando a una pelea entre Cena y The Phenom, dejando pues a Elias como un rival de transición que haga ganar momentum al protagonista de este artículo de cara a Wrestlemania, aunque esto tan solo nos lo podrá corroborar el tiempo y los acontecimientos que sucedan durante el mes de marzo.


¿Y luego qué?


Muchos de los proyectos que John Cena tiene entre manos durante los próximos meses están en gran medida alejados de los cuadrilateros. Tras pasar presumiblemente todo el RTWM con participaciones regulares, lo lógico es que vuelva a abandonar su calendario activo por unos meses tras la realización del mayor evento del año. Un servidor tan solo vería una remota posibilidad de que continuase unas semanas más en acción en caso de que su oponente en Wrestlemania fuese Elias, pues la rivalidad puede tener una prolongación y unas posibilidades de desarrollo mucho mayores a partir del primer combate entre ambos, más aún sabiendo que el posible run de Undertaker en 2018 no trascendería más allá de una única aparición.

La recurrente figura de Cena, quien ha sido cuerpo y alma de la compañía de wrestling más importante durante los últimos quince años, está advirtiendo al público con su ausencia de lo que significa no contar con una estrella tan fundamental y de tal envergadura de manera continuada. A mí al menos eso es algo que ahora no me apena, pues la transición ha sido lo suficientemente dulce y armónica como para que este símbolo de toda una generación haya dado el paso atrás en el momento justo. Por supuesto, todavía nos queda su recuerdo y los años que le queden en activo para seguir disfrutándolo, y, pese a estar seguro de que muchos intentarán ocupar su lugar, el legado que ha dejado este hombre dentro y fuera del gran evento parece casi imposible de igualar.



Víctor Turco


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