Durante este pasado Raw, WWE realizó uno de los anuncios más
importantes de sus últimos años, y es que se va a celebrar un PPV exclusivo de
la división de mujeres. Dicho evento tendrá como nombre Evolution y se
celebrará el próximo 28 de Octubre y contará con más de 50 luchadoras tanto del
roster actual (Raw, SmackDown, NXT y UK) como de luchadoras de hace años (las anteriormente
llamadas Divas). Poco hay que reprochar a esta decisión, ya que esto es un gran
paso en el mundo del wrestling femenino,
en el cual los eventos exclusivos de luchadoras se pueden contar con los dedos
de una mano, pero ninguno de estos se acerca ni de lejos a la visibilidad que tiene
WWE.
Ahora bien, a pesar de que esta es una decisión positiva en
todos los aspectos, la WWE tiene mucho trabajo que hacer hasta el día 28 de
Octubre para que este evento no se quede simplemente en una anécdota positiva y
se convierta en algo habitual en la empresa. Y es que, si este PPV no vende
todo lo que espera la empresa, la WWE (como empresa que busca el máximo
beneficio por encima de todo) puede no volver a repetir un evento de este tipo
en mucho tiempo si no son viables económicamente. Para hacer que este evento
sea atractivo para los aficionados, la WWE debe de otorgar tiempo en pantalla a
sus luchadoras para desarrollar storylines
interesantes, y aquí es donde puede haber problemas.
Y es que si no quieren que este evento sea una sucesión de
combates por equipos sin sentido, las
luchadoras deben tener el suficiente
tiempo en pantalla para desarrollar rivalidades interesantes que desemboquen en
un combate atractivo para los aficionados en este PPV. Esto en Raw puede ser
algo relativamente sencillo de hacer, ya que sus 3 horas de duración son un tiempo
más que suficiente para que los combates y segmentos de relleno que no llevan a
ninguna rivalidad en el siguiente PPV (cualquier combate de Mojo, por ejemplo)
pueden ser sustituidos por combates y promos de la división femenina para
preparar Evolution.
Pero el problema puede venir desde SmackDown. El
programa de la marca azul tiene una duración de 2 horas, y será bastante complicado
aumentar los minutos en pantalla de las luchadoras (sin contar con el título
femenino) sin que las demás rivalidades se vean afectadas. Y es que el mayor
problema de todo esto es la, para mí, excesiva duración de los PPV mensuales, y
es que hay un gran número de horas que “rellenar”, y si a día de hoy ya incluyen
combates con una rivalidad prácticamente nula en los PPV, aumentar el tiempo en
pantalla de las luchadoras haría que estos combates masculinos irrelevantes
fuesen aún más habituales. La solución sería sencilla, disminuir el número de
horas de estos PPVs para que solo incluya combates verdaderamente atractivos,
pero esto es algo que no parece que vaya a ocurrir en un futuro próximo.
La marca amarilla puede que no tenga muchos problemas en
realizar rivalidades importantes en su roster femenino, y es que el hecho de
que NXT no tenga PPVs mensuales hace que sus rivalidades para los NXT TakeOver
no sean para nada de relleno, e incluso algunas rivalidades atractivas tienen
su desenlace en los propios programas semanales. Por ello, es posible que las
luchadoras cuenten con más minutos en pantalla, ya que a pesar de no aparecer en
todos los programas semanales, las rivalidades (al contrario que en el roster
principal) no pierden su interés.
Por último, este evento es el idóneo para crear personajes
verdaderamente marcados y diferentes. Y es que, quitando a las luchadoras de
NXT y alguna que otra en el roster principal, todas las demás luchadoras únicamente
hacen el papel de “amiga de …”. Este PPV puede ser una ocasión ideal para que
cada luchadora tenga un gimmick propio
y único, atractivo para los aficionados.
En definitiva, no hay duda de que este evento es un gran
paso para el wrestling femenino y que
hay que aplaudir este gesto de confianza que la WWE ha depositado en sus
luchadoras. Si logran crear hype para
este PPV, este tipo de eventos se puede convertir, ojalá, en algo habitual en
la empresa. Todavía hay mucho que hacer, como la equiparación de los sueldos
femeninos y masculinos, pero no hay duda de que WWE y sus luchadoras han dado
otro paso más en el wrestling
femenino “comercial”.