PROYECTO DECADAS

DIARIO WWF


Situaciones antes difíciles de concebir están sucediendo en México. Por unos días el país soñó con “cosas chingonas” después del triunfo de su selección de fútbol ante los alemanes en el mundial de Rusia, hasta que colisionaron con una realidad impostergable en octavos de final. AMLO ganó las elecciones presidenciales, de paso empujando al PRI a las cercanías de su propia era cretácica; miles de mexicanos se cargaron al dinosaurio en el desenlace de esta antes improbable película kaiju. Y en la lucha libre, su actual curso no deja de tener un color extrañísimo.

Quién habría pensado hace unos meses que Rey Fénix (perdón, King Phoenix) y Penta el 0M iban a aparecer en un ring de la Arena México retando a los “dueños de casa”. Es más, quién se podría haber figurado que ambos iban a aparecer en el CMLL mientras ya anunciaban sus regresos a la AAA. Y dentro de ese flujo convulso sucedió algo que muchos anhelábamos, pero que se hacía cada vez más lejano: la rivalidad entre Rush y LA Park arribaba al Consejo Mundial, con la promesa de concluir en esa lucha de apuestas tan vociferada por ambos.


Hace un tiempo no muy lejano era difícil imaginar que el feudo entre ambos luchadores pudiese estar cerca de tener un epilogo con grandes letras dentro de un aniversario del CMLL, tal como hoy en día se estarían direccionando los eventos. No está de más recordar que su salvaje combate en la Arena México hace un par de años habría sido la razón aparente de la debacle de Liga Elite. Eso si no sumamos la forma en que LA Park fuera despedido del Consejo Mundial en su breve periplo del 2015 por gritarle “chinguen a su madre” al público, o todos los sanguinarios brawls que ha tenido con Rush por todo México, en gimnasios que exudan sudor y cerveza desde sus columnas. Escenarios lúgubres que se alejaban del “glamour” presente en las noches de viernes del CMLL.

Pero ahora el panorama no puede ser más distinto. Como bien se mencionaba en el blog Segunda Caída, que LA Park y Rush lleven su feudo a la Arena México es como cuando un rapero pasa de hacer mixtapes a un álbum de estudio que va a ser mucho más producido. Los encuentros entre Rush y Park en el Consejo han tenido un leve viraje aséptico con la supresión de las cataratas de sangre de sus frentes, pero hay una brutalidad inherente a ellos que sigue presente y que se potencia con el ambiente de la Arena México. Mal que mal, esta rivalidad ha sido uno de los factores que explican el aumento de asistencia a este coliseo para las funciones de día viernes. El público quiere ver a estos dos colosos destrozarse, y ellos responden sacándose de las mangas más trucos que entretienen y mantienen al feudo en un estado de interés.


Porque dentro de estos nuevos episodios en la rivalidad, donde han sido acompañados por diversos personajes que cumplen a la perfección sus roles secundarios en escena (Volador, King Phoenix, Bestia del Ring, El Terrible, El Hijo de LA Park, etc.), Rush y LA Park podrían ser acusados de cualquier cosa menos de no ser entretenidos de ver. Desde su primer combate de tríos en la Arena México hasta su último mano a mano hace unos días, ambos partiendo de la base que presenta la mayoría de sus luchas (que podrían parecer formulaicas para algunos) han ido adhiriendo retazos de violencia que nos mantienen expectantes a que podría ser lo siguiente que suceda en este feudo.

No resultaría difícil hacer un inventario con todos los objetos que estos dos se han aventado en la cabeza. O buscando ser más ilustrativo en el punto anterior, tomo como ejemplo lo sucedido en su lucha del 22 de junio: después de dos sufridas caídas, la tercera terminaría con Park destrozando un cuadro de vidrio en la cabeza de Rush (cuadro que había ingresado este último al cuadrilátero con la ayuda de su padre, la Bestia del Ring), para luego rematarlo con una tremenda paliza que incluyó un golpe con una camilla. Ni el staff de seguridad podía contener el lado maniaco de Park que se había desatado con furia en la Arena México. Y nadie podía detener la ebullición de creatividad en Twitter donde muchos, al igual que en confrontaciones anteriores entre Rush y Park, se esmeraron por compartir memes y gifs respecto a lo sucedido ese viernes.   


Lo recién descrito me lleva a destacar lo que podría ser denominado como el “arte de los finales sucios”. Durante las cinco semanas en que se ha desarrollado la rivalidad Park-Rush en el CMLL no han habido triunfos decisivos, sólo nos ha tocado presenciar finales que decantan de las interferencias, los golpes de foul y las decisiones de los réferis, algo que le parecerá muy familiar a quienes son conocedores de la lucha mexicana o de la época de los territorios en EE.UU. El ganador decisivo de este feudo saldrá de la tan manoseada promesa de la lucha de apuestas; si nada malo ocurre de aquí a septiembre (por ejemplo, que Park pierda su máscara en el main event de Triplemanía) podríamos ser testigos de la que posiblemente, sin exageración, será la lucha de apuestas de la década. Y eso era algo que se nos hacía imposible hace tan sólo un año, donde este combate podía atesorarse en los túneles mentales del “fantasy booking”.  
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