PROYECTO DECADAS

DIARIO WWF


NXT es el territorio de desarrollo de la WWE. Esta frase, que suena obvia, parece no serlo para algunos, y es por ello por lo que creo que NXT ha perdido su razón de ser hace mucho.
Tal vez esta es una afirmación demasiado rotunda, pero tan solo hay que mirar la lista de campeones de NXT en orden cronológico y sus edades.



Seth Rollins, Big E, Bo Dallas, Neville, Sami Zayn y Kevin Owens representan lo que debería ser NXT; el lugar donde se forjan las futuras etrellas del roster principal. Wrestlers jóvenes que, previo paso por las indies o no, fueron mejorando en el Performance Center tanto en el ring como en promos y manejo de sus personajes. Para ello, tuvieron a su disposición los mejores entrenadores y gimnasios posibles. Los programas semanales de NXT y los TakeOver eran el modo de probar con el público si todo en lo que habían trabajado funcionaba o no.

Los resultados a día de hoy son visiblemente positivos: Big E es, junto a sus compañeros de New Day, uno de los líderes en ventas de merchandising; Neville, el campeón crucero y el motor de dicha división; Kevin Owens, el campeón universal; y Seth Rollins, dos veces campeón mundial. Sami Zayn también apunta alto pese a no haber logrado nada aún. El único de este grupo de wrestlers que ha fracasado en el roster principal ha sido Bo Dallas, pero es la excepción. La senda que había tomado NXT era viable y daba buenos resultados; tal vez no económicamente, pero esa no es la función de NXT (de hecho, a día de hoy NXT y el Performance Center siguen sin ser rentables para la WWE pese al dinero generado con los TakeOver). Sin embargo, llegó un punto en el que todo cambió. Finn Bálor es el punto de inflexión entre lo que era NXT antes y lo que es NXT ahora.


Aquel 4 de julio en el que Finn Balor derrotó a Kevin Owens en Japón para convertirse en campeón, NXT dejó de ser tan solo un territorio de desarrollo. A partir de este punto se vio más claramente que nunca la ambición de HHH: NXT pasó de tener como objetivo principal desarrollar nuevos talentos a querer llenar estadios y ofrecer un producto que contente al público “hardcore”, y por eso tenemos a gente como Oney Lorcan o Andrade sin hacer nada mientras Bobby Roode es campeón, y ese no es el camino a seguir. No se puede justificar la mala utilización del talento joven mientras los main event los ocupan wrestlers cercanos a los 40 años, así como tampoco se puede justificar que el campeón más joven de tu territorio de desarrollo desde el 2015 tenga 35 años. Pese a esto, siguen haciéndose algunas cosas bien: DIY nunca sería lo que es sin NXT, Authors of Pain están mejorando semana tras semana hasta que les llegue el momento de subir a las ligas mayores y la división femenina está llena de wrestlers jóvenes que necesitan mejorar; pero todo esto sucede en las divisiones femenina y tag. En cuanto a la división masculina, no parece que las cosas vayan a cambiar: se ha optado por llenar estadios en lugar de desarrollar talento, y eso, por perjudicial que sea, no va a cambiar a corto plazo.


Pero NXT no solo no desarrolla talento, sino que además no deja escapar el talento que tiene hasta que no ha sido lo suficientemente explotado. Tenían a gente como The Revival o Shinsuke Nakamura malgastando su tiempo en NXT cuando eran mucho más necesarios en el roster principal. Eso significa priorizar sus respectivas divisiones en NXT a las de RAW y SmackDown!, y eso es claramente incoherente. El main event y el midcard de SmackDown! se verán muy beneficiados por la presencia de Nakamura, y ambas divisiones tag piden como el comer una pareja heel tan genial como The Revival, pero tardaron mucho en ascenderlos. Hasta que pasó, claro.

En mi caso, la gota que colmó el vaso llegó el día del draft. Aquel día, Alexa y Carmella, dos wrestlers que por aquella época aún necesitaban un tiempo en el territorio de desarrollo (de hecho, Carmella sigue necesitándolo) ascendieron a SmackDown!. El motivo es comprensible: el roster femenino en aquel momento no era suficiente como para dividirlo en dos y que quedase algo decente.
Lo que realmente me cabreó de esto fue que subieran ellas y no Asuka. Porque Asuka no se quedó en NXT para seguir mejorando o para pulir sus defectos, Asuka se quedó en NXT porque si no se quedaban sin campeona femenina, y este me parece un motivo caprichoso y estúpido, que perjudica la calidad del producto que ofrece el main roster, el cual se vería enormemente beneficiado por la incorporación de Asuka.
Ya existen precedentes: Paige se convirtió en campeona de Divas cuando aún era campeona en NXT, y dejó el título vacante sin mayor problema. ¿Por qué ahora no hacen lo mismo con Asuka? La repuesta es muy simple: porque NXT ya no es un territorio de desarrollo. Y no soy yo quien lo dice: el propio Triple H ha dicho en más de una ocasión que NXT ha pasado de ser un territorio de desarrollo a una tercera marca. Y es que no se puede hablar de NXT sin que surja el nombre de Triple H.



Hunter ha repetido hasta la saciedad que NXT es su proyecto y que quiere hacer de ello algo grande, y esa ambición es frontalmente opuesta al concepto de territorio de desarrollo. Es un problema de base: NXT es algo pequeño, cuyo objetivo no es crecer; pero Triple H no piensa así, y por eso tenemos lo que vemos. El planteamiento de Hunter no solo es contrario a lo que en pricipio era NXT, sino que es ilógico: como ya he dicho antes, NXT no reporta beneficios, y sus tours no llenan estadios como los del roster principal (de hecho, el TakeOver de Toronto se quedó a unas 6.000 personas de llenar), sino pequeñas arenas y gimnasios. Si siguen con este modo de enfocarlo es única y exclusivamente por HHH, al que parece que le encanta que los fans “hardcore” de todo el mundo le reconozcan como un “visionario del wrestling”. Porque, ¿quién además de él iba a ser capaz de reconocer el talento de wrestlers tan desconocidos como Nakamura?
Además, al visualizar a NXT no solo como una tercera marca, sino como su marca, es normal que Triple H le de prioridad con respecto al roster principal. En otras palabras, el ego de HHH se está interponiendo en el desarrollo del talento jóven (lo cual no quita que se saque fotos con cada wrestler de NXT que gana un título) y, como efecto colateral, en el progreso del roster principal.


Me gustaría finalizar con un mensaje positivo o de esperanza, pero la verdad es que no lo tengo. NXT ha ido degenerando hasta ser lo que es ahora, y no parece que vaya a cambiar a estas alturas. Tan solo queda esperar que, pese a todos los obstáculos existentes, los jóvenes con talento de la WWE puedan ir mejorando y ascendiendo progresivamente, aunque no lo tengan fácil, porque el territorio de desarrollo ya no existe.

Unleash (@Unleash_sc)
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