PROYECTO DECADAS

DIARIO WWF


HE GOT IT! Finisher connected! One, two, thr... A KICK OUT! HE KICKED OUT A TWO AND A HALF!” ¿Te has parado a pensar cuantas veces has escuchado esto en el último año?
El falso final tras finisher como recurso para construir (o aparentar construir) un buen match es cada vez más habitual en el pro wrestling actual. Lo que antes era un final decretado ahora es el preámbulo de la parte “importante” del match. Pero vamos por partes:

Como bien sabrás, el finisher es el movimiento más devastador del arsenal de un luchador. Realizarlo implica, por norma general, la victoria del atacante o en el peor de los casos un tremendo giro a favor en el combate. Sin embargo, en los últimos tiempos esto ha cambiado. Lo que antes era el pinfall ahora es una cuenta a 2,5 y a veces ni eso. Lo que antes era una sumisión rápida ahora puede ocurrir 3 veces por match sin que el rival se vea reducido. La tendencia no es exactamente nueva.

Ya en Japón en las décadas de los 80 y 90 se popularizaron especialmente en AJPW, matches muy largos caracterizados por la épica en el que eran frecuentes intercambios de finishers y big moves para realzar la batalla. El circuito independiente estados unidos también se aprovechó de manera más reciente, inspirándose seguramente en esto. Matches plagados de big moves y finishers de locura en los que de alguna manera, el defensor se salía a 2,9.

El problema es cuando la resistencia al finisher se convierte en excusa para no elaborar el match. Lo hemos visto en muchas ocasiones recientemente. Owens vs Cena III por ejemplo. En lugar de trabajar una lucha elaborada se dio el mismo festival de big moves sin conexión alguna entre ambos, pese a que ya se había ofrecido lo mismo en las dos luchas anteriores. Sin profundidad y evolución se acaba en la mediocridad.
Otro caso reciente y que para muchos (Meltzer entre ellos) pasa con total impunidad es NJPW en ciertas ocasiones. Como ya se ha mencionado, Japón es un país propenso a esto, pero lo grave es que se realicen matches de media hora en los que solo 10 minutos son importantes. Matwork insulso y desaprovechado y un nudo que en ocasiones nada tiene que aportar al resto del conjunto, para acabar con un intercambio de finishers pretendiendo tapar las carencias del resto del conjunto para acabar siendo puntuado con un sobresaliente, para algarabía de una comunidad que cada vez valora menos la totalidad del contenido.

Pero esto no es el único problema. También lo es la devaluación del propio movimiento. El finisher se ha utilizado como medio para representar el poder de un luchador. Un buen finisher debe representar al ejecutor.
El devastador F5 de Lesnar, el precioso 619 de Mysterio, la salvaje Ganso Bomb de Kawada o la dominante La de a Caballo de Gory Guerrero son buenos ejemplos. Por ello, librarte de un finisher significa resistir la jugada maestra de tu oponente por lo que debe tener un significado mayor que simplemente seguir en el combate.
Recientemente henos visto de forma habitual matches por el título máximo en el que ambos wrestlers resisten los finishers de su oponente. Cena resiste el RKO, Randy el AA y Randy cae al segundo AA. Ni el primer ni el segundo finisher significan nada ya que sabes que va a pasar. ¿Alguien me explica el punto de Wade Barrett resistiendo en 2015 el Attitude Adjustment del ace de la empresa? No es necesario proteger a un wrestler por la vía sencilla de resistir un finisher ya que el uso habitual de esto debilita al propio finisher. El movimiento devaluado devalúa a su usuario y también a su oponente. Resistirlo ya no significa nada y se pierden los efectos positivos de este recurso al perderse el factor sorpresa y psicológico. Resistir el Rainmaker en el Tokio Dome le dio magia y épica al Tanahashi vs Okada. Tanahashi, en el día de la confirmación como ace de Okada resistió el move (que jamás se había resistido en un impacto limpio) y acabó ganando. Fue la prueba de que Tanahashi seguía en la cima. Aquí resistir el finisher hizo su trabajo.
Por eso mismo es triste ver como en cosa de un año, Naito resistió un rainmaker en un PPV normal y gente como Hirooki Goto llega a tomar hasta 4 por match, perdiendo la magia que puede aportar en ciertas ocasiones a cambio de prácticamente nada.

Desolador es el panorama también con ciertos finishers que con el paso del tiempo y debido a lo citado anteriormente y a la sobreexplotación, movimientos que hace unos años eran un finisher ahora no llegan ni a meros signatures.
Puedo entender que el DDT no lo sea, ya que no parece un impacto capaz de tumbar a alguien y tiene versiones mucho más devastadoras pero no lo de la superkick. Una tremenda y bella patada directa al rostro del oponente no puede usarse como algo que no es capaz ni de resultar clave en un combate. El ejemplo de los Bucks puede ser el fácil pero siendo un team “ridículo” en el uso de big moves y teniendo en cuenta el tipo de luchas que trabajan no es problemático. El problema es ver como Kevin Owens la realiza de manera horrible para no llegar a significar nada. Como Lethal la realiza hasta 3 veces seguidas solo como set up para una fallida Lethal Injection. Y hay mil ejemplos más. No se dan cuenta de que la devaluación a la que someten a los movimientos acaba llevando a más devaluación, provocando que a medida que pase el tiempo se va a tener que llegar a extremos ridículos de intercambios de big moves para llegar a falsos finales creíbles. Solo unos pocos wrestlers como Dolph Ziggler o James Storm mantienen este move como lo que merece.

Pero hay alternativas. El debate sobre si el finisher es cosa del pasado o no está ahí pero yo creo que no es tanto el fin del finisher como el fin del esquema “Signature + finisher + finisher del rival + finisher”. En México (o mejor dicho en ciertas empresas de México) lo llevan haciendo mucho tiempo. Al esquema de 3 caídas que se emplea se le pueden recriminar ciertas cosas (de lo que ya hablaremos en otro artículo más adelante) pero también se le pueden alabar otras. Un big move o un ataque con un objeto en la primera caída puede ser determinante en la tercera. Esto ayuda a proteger a los luchadores y a crear situaciones que permiten que la aplicación de su movimiento personal no tenga por qué ser resistido para lucir real ya que el trabajo previo amplifica el impacto.
También vemos movimiento protegidísimos como La Atlántida del legendario Atlantis pero también vemos caídas producidas por roll ups muy oportunistas, wrestlers siendo superados de mil maneras en el llaveo o por movimientos realizados ante oponentes que reciben movimientos fuertes estando muy desgastados en esa zona. Además resulta difícil ver devaluación de movimientos icónicos.
Un buen topé suicida puede cambiar el resultado de una lucha e incluso unos rodillazos aplicados de manera oportuna se pueden sentir importantes.

Otra alternativa es el refuerzo de los signatures. ¿Por qué Corbin no va a poder vencer a Sin Cara con el Deep Six? ¿Por qué un brainbuster desde la segunda cuerda de AJ es resistido? En AJPW era muy habitual que se produjeran derrotas en estas situaciones. Un wrestler de gran status aplica un big move que no es su movimiento personal, pero ya sea por el trabajo previo (patadas o algún bump en su cabeza) o por la situación (move aplicado desde un esquinero) ese backdrop suplex se convertía en un movimiento finalizador.

Como se ha expuesto, el finisher vive momento irregulares pero culpar al momento y llamarlo evolución no es la solución. Hay que mirar al pasado y al presente para entender que el remate está así no por el tiempo, sino por su mal uso. Pero viendo la situación y lo que rodea al negocio también está claro que hay alternativas para que su uso siga siendo una de las piezas claves de nuestro espectáculo favorito.


¿Y tú? ¿Qué opinas? ¡Coméntalo abajo para enriquecer el debate!

Alberto Tamame (Kingbilbin)

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